No es solo un número. Es una herida que se activa.
Cuando hablamos de “cobrar lo justo”, muchas mujeres dicen que no saben cuánto vale su producto, que el mercado está difícil, que no quieren espantar clientes…
Pero detrás de todo eso, muchas veces hay algo más profundo:
el miedo de sentirse “demasiado” por pedir lo que merecen.
Casi nunca se trata solo de dinero.
Se trata de autoestima.
De límites.
De merecimiento.
Te cuesta cobrar porque te cuesta creer que lo que haces… es suficiente
Porque durante años nos enseñaron a dar, cuidar, sostener y resolver… sin recibir nada a cambio.
Y ahora que decidimos ponerle valor a lo que hacemos, aparece la culpa, la duda, el “¿y si me dicen que no?”.
Y eso duele.
Pero también se puede transformar.
Ideas que necesitas desinstalar (con urgencia)
- “Si es fácil para mí, no debería cobrarlo caro”
- “Mejor cobro barato para no perder a nadie”
- “¿Quién soy yo para ponerle ese precio?”
- “Si de verdad quiero ayudar, no debería cobrar tanto”
- “Me da vergüenza decir el precio en voz alta”
Estas frases no son humildad.
Son autosabotaje.
El dinero no quita propósito. Lo sostiene.
Cobrar lo que vale tu trabajo no te aleja de tu propósito.
Te permite sostenerlo, mejorarlo y llegar más lejos con él.
No estás cobrando solo por lo que entregas, sino por:
- Lo que estudiaste
- Las veces que fallaste para aprender
- El tiempo que invertiste
- La energía emocional que pones en cada parte de tu proyecto
- El impacto real que generas en otras mujeres
¿Qué puedes hacer para empezar a cobrar con seguridad?
- Define el valor emocional y práctico de lo que entregas
- Calcula tu precio con estructura: tiempo + inversión + experiencia + ganancia justa
- Práctica decir tu precio en voz alta (la seguridad se entrena)
- Recuerda: quien no lo valora, no es tu cliente ideal
- Apóyate en una comunidad que te recuerde tu valor cuando tú lo olvides
En UMALV trabajamos el proyecto… pero también la relación que tienes contigo cuando lo vendes
Sabemos que emprender no es solo crear, es también creértela.
Por eso no solo enseñamos estructura, también trabajamos el merecimiento, la visibilidad y el miedo a exponerte.
Porque una mujer que aprende a cobrar con dignidad, no solo sostiene su negocio.
Sostiene su nueva historia.
La membresía de Una Mujer a la Vez es ese espacio donde puedes aprender a ponerle precio a tu trabajo, sin tener que justificarte todo el tiempo.
Aquí hablamos de dinero sin culpa.
De valor sin miedo.
Y de propósito con estructura.
Si estás lista para dejar de regalar lo que te costó construir, este es tu lugar.
Una mujer a la vez. Un precio justo. Una historia que se honra.